Comienzo este blog de arquitectura abordando un tema que me parece muy interesante y de
interés general para el conocimiento de unos daños bastante habituales en nuestros edificios.
Me estoy refiriendo a la aparición de grietas y fisuras.
Antes de continuar, voy a exponeros la diferencia entre ambos términos.
GRIETAS son aquellas aberturas incontroladas que afectan al espesor de un elemento, como puede ser el muro de una fachada o un tabique interior al edificio; mientras que las FISURAS se reducen a la rotura de elementos superficiales de acabado. En este último caso nos encontramos fisuras en acabados continuos como en cerramientos de fachadas, en la pintura de las paredes interiores de nuestras casas o en azulejos y baldosas cerámicas.
Estas roturas se producen porque los materiales no aguantan las fuerzas a las que están sometidos. Y entonces se provoca la división del elemento en dos o más partes que dejan de actuar unitariamente para hacerlo de manera independiente.
Me interesa mostraros algunos de los tipos de grietas y fisuras más comunes que podemos encontrar en nuestros edificios.
En múltiples ocasiones observamos una serie de fisuras en las esquinas de los huecos de ventanas y balcones. Este tipo de lesiones se debe principalmente a asentamientos del terreno. Dependiendo del movimiento y de cómo el edificio se acomode a él pueden comenzar siendo unas ligeras fisuras o seguir aumentando hasta convertirse en grietas. Para su reparación será necesario un proyecto técnico y la determinación por parte de un arquitecto de su origen y posible solución.
En muchas fachadas podemos ver cómo se producen fisuras en los acabados superficiales continuos como son enfoscados, revocos o monocapa, creando un efecto denominado “mapeado” y que es consecuencia de acciones químicas o físicas debidas al paso del tiempo (acciones meteorológicas, contaminación, heladas…). Estos daños no tiene más importancia que la puramente estética. Y su reparación pasa por el picado del acabado y la ejecución de uno nuevo.
La construcción de dos edificios contiguos crea un plano de conexión entre ambos: la junta de medianerías. Antes se permitía apoyar unos edificios en otros pero esto ya no es posible. Ahora cada edificio tiene que contar con sus propios muros medianeros. De esta manera se produce un espacio que sirve para absorber los movimientos de los edificios contiguos, asentamientos en el terreno, dilataciones y contracciones debidas a variaciones de temperatura y humedad… Si la junta entre ambos edificios no se ejecuta correctamente con un sellado apropiado que pueda absorber esos pequeños movimientos se terminan produciendo fisuras que no implican necesariamente la existencia de problemas estructurales, resolviéndose en la mayor parte de los casos mediante la ejecución correcta del sellado de la junta con
material elástico.
Las grietas cuyo origen está en problemas de la estructura del edificio y/o del terreno son las realmente peligrosas. A lo largo de la vida útil de un edificio éste sufre una serie de asentamientos (movimientos debidos al terreno). Dependiendo de la magnitud de esos movimientos, del tipo de edificio, del material de su estructura… el edificio se adaptará mejor o peor y en consecuencia aparecerán grietas en elementos estructurales como muros de carga, pilares o forjados, en fachadas, en la propia cimentación… En estos casos se deben acometer medidas urgentes: apuntalamiento de zonas afectadas e intervención para la reparación tras el pertinente proyecto técnico.
Como conclusión podemos decir que las fisuras superficiales no son graves, a no ser que resulten indicio de algún problema más grave que pueda subyacer en el edificio. Pero las grietas sí deben ser objeto de una intervención rápida por parte de un técnico que determine su origen y el problema existente.
Si necesitáis información adicional, tenéis alguna duda o precisais de ayuda técnica con algún daño o problema, contactad conmigo en berkanoark@berkanoark.es