El confinamiento y el teletrabajo llegaron de la mano y se unieron a las reuniones, webinars y jornadas a través de plataformas de video conferencia online.
Y entonces, inmersos en un nuevo entorno de un día para otro, nos vimos trabajando en nuestro espacio doméstico. A pesar de lo mucho que se escribió en los primeros momentos sobre cómo adaptarnos a trabajar desde casa, poco o nada se dijo del entorno que nos acompañaba en esos encuentros y reuniones online.
He asistido, con espanto lo confieso, a no pocas reuniones en las que los organizadores o asistentes estaban en su cocina, mostrando los azulejos de fondo (ante numerosas dudas de si se trataba del baño…). He visto cómo un colega hablaba de diseño con un armario horroroso al fondo al que accedía otra persona para colocar sábanas y toallas sin pudor alguno en mitad de la charla.
Hemos olvidado que nuestra casa, nuestro hogar habla de nosotros. Para bien y para mal. Y si de pronto se convierte también en nuestra oficina, debemos diferenciar, ofrecer una imagen acorde a lo que queremos transmitir.
Creo que muchas mentes pensantes han percibido lo mismo que yo y por eso se han lanzado a crear fondos virtuales para la aplicación Zoom, una de las más usadas en los últimos dos meses. También Ikea ha lanzado una web específica con espacios diseñados para tal fin, en distintos estilos y para diferentes usos.
Si no organizas tu casa y creas un fondo físico adecuado para tus videoconferencias, usa uno virtual. Al otro lado de la pantalla somos muchos los que te lo agradecemos… De nada.
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