
Imagen encontrada en la web sin conseguir obtener su origen.
Hace un tiempo oí hablar de la Neuroarquitectura y me pareció tan interesante que me lancé a leer sobre ella. Fundamentalmente porque siempre he pensado que nuestros edificios, esos en los que vivimos, trabajamos, estudiamos, nos divertimos y, nosotros como arquitectos, proyectamos deben ser entornos adecuados para las personas. Espacios funcionales no solo físicamente sino emocionalmente.
Francisco Mora, catedrático de Fisiología Humana en la UCM, en este artículo explica qué es la Neuroarquitectura y nos plantea preguntas que muchos nos hemos hecho, que siguen rondando nuestra cabeza y que están siempre presentes cuando nos enfrentamos a un nuevo proyecto.
¿Cómo nos afecta el entorno construido en el que nos movemos? ¿Qué relación establecemos con lo que nos rodea? ¿Cómo influyen los espacios en nuestro cerebro? ¿Cuáles son las implicaciones del medio que nos rodea en nuestra vida física, mental y emocional?
Son preguntas que me llevo haciendo casi toda mi vida profesional, tal vez porque la percepción que tenemos de nuestro entorno me ha parecido un tema fundamental con el que experimentar personalmente y a través de mis proyectos. Y cómo los espacios y la percepción que tenemos de ellos nos afecta me parece un tema suficientemente interesante para reflexionar e investigar.

Dibujo conexiones neuronales a tinta de Santiago Ramón y Cajal.
Elsa Punset en su artículo Neuroarquitectura: el reflejo por fuera de lo que somos por dentro me descubrió que en EEUU existe una Academia de Neurociencia para la Arquitectura, que se está investigando y trabajando en este campo para alcanzar el bienestar del ser humano en su entorno construido a nivel físico y mental.
Y la base científica de esta disciplina parte de los estudios que Fred H. Gage, científico y genetista, y Peter Eriksson, neurocientífico, llevaron a cabo y gracias a los que en el año 1998 anunciaron su gran descubrimiento: el cerebro humano es capaz de producir nuevas neuronas y un entorno estimulante lo facilita y potencia.
Hoy no puedo hacer ninguna aportación personal, tan solo compartir con vosotros este campo de estudio tan interesante sobre el que seguiré investigando y aprendiendo…
*Este post está especialmente dedicado a mi amiga Olga Ruano, neurocientífica en ciernes…
Marta, me encanta que rescates este tema tan interesante. Me produce fascinación como la plasticidad del cerebro se ve influenciada tanto por elementos externos como internos. Cada cosa que forma parte de nuestro mundo, de nuestra realidad, influyen en nosotros de manera que no podemos ni imaginar. Y los edificios son el entorno primigenio. Nuestro primeros años de vida los pasamos mayoritariamente dentro de la casa de nuestros padres y luego, al ir creciendo, modificamos nuestros entornos para hacerlos nuestros. Nuestros hogares son reflejo de nuestra personalidad. ¿Cuánta influencia no tendrá la arquitectura que nos rodea en nuestra propia mente?
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